Tener una empresa, es algo así como tener un hijo o una hija. Les queremos, les cuidamos, les dedicamos tiempo… son nuestra vida.
Sí, son los mejores. ¡Qué duda cabe! Y nuestra empresa es la mejor. Y además es muy necesaria, es decir, aporta un valor a los clientes y clientas, por tanto, hacer uso de nuestros servicios, o comprar nuestros productos les aporta un beneficio. ¡Bien! Creo en mi empresa, totalmente.
Es una buena comparación, empresa-hijos/as. Creemos que pueden ser los mejores en todo. Incluso cuando los miramos con objetividad para ver sus PROs y sus CONTRAs seguimos viendo su valor. Pero, tanto con nuestros hijos e hijas, como con nuestras empresas, tenemos una especie de instinto de protección que no podemos controlar.
Confiamos, y confiamos de verdad. Todo apunta a que no estamos equivocados/as. Sabemos que podrían ser los mejores, pero a la hora de apostarlo todo… nuestro amor y admiración no nos permiten arriesgarnos, no nos permitimos comprobar si son o no los mejores.
Limitamos nuestros sueños y sus sueños, limitamos sus capacidades para evitar darnos cuenta de que no es así. De que no son tan buenos cómo pensábamos. Nos atemoriza que no puedan llegar tan lejos como creemos. Así que si no nos exponemos a grandes retos, podremos seguir pensando eso.
Ante el miedo, ante la posibilidad de crecer y darnos cuenta de que hemos alcanzado nuestros límites, preferimos quedarnos en la comodidad de soñar, de creer y no comprobar, porque si no nos arriesgamos, nadie podrá decirnos que no somos capaces. ¿Alguien se atreverá a decir que no seremos capaces de hacer algo que no hemos hecho?
No, nadie se atreve. Solo tú.
Solo tú pones límites a tus sueños, a los de tus hijos/as, a los de tu empresa. Solo tú cuestionas las capacidades de tu empresa por tu miedo, miedo a crecer, miedo a mejorar, miedo a ser la mejor.
Solo tú vas poniendo obstáculos. Solo tú te impides crecer. Tu protección se convierte en una limitación.
¿Es solo el miedo a darte cuenta de que no puedes volar tan alto como te gusta creer?
Ese es el problema, compruébalo. No te castigues a tener que vivir con la duda.
¿Es además que aunque crees en tu empresa, y no te asusta *fracasar no tienes medios?
*No existe el fracaso, no existe el fracaso para quien no le teme. No existe el fracaso, sino los aprendizajes, y las certezas de que por ahí no debías seguir. No existe el fracaso en un negocio que ha estado 25 años dando un servicio maravilloso que hoy la gente ya no necesita. No existe el fracaso para quienes lo intentaron y nunca consiguieron triunfar, porque así pueden dormir por las noches sabiendo que lo intentaron. Existe el fracaso para quien no se atreve. Para quien sueña y sueña y nunca se pone a ello, para quien tiene miedo, para quien no tiene ganas. El fracaso no existe para las personas que viven.
Y los recursos, no son inaccesibles para nadie.
Ya no. Antes se soñaba con ir de Luna de miel a Madrid, y ahora podemos ir a pasar el día. Antes soñaban con tener su empresa en el edificio más grande de la ciudad, y hoy podemos trabajar desde casa.
Los tiempos han cambiado, nunca fue tan fácil montar una empresa, y nunca fue tan fácil tener una empresa poderosa invirtiendo tan poco. Se han minimizado los riesgos, pero no nuestros miedos.
Los tiempos han cambiado, y para satisfacer esas nuevas necesidades estamos nosotros, los Centros de Negocios. Que ayudamos a cumplir tus sueños, que ayudamos a que tu empresa crezca. Que te ayudamos a demostrar, que tus sueños son grandes y que los sueños pueden convertirse en grandes realidades.
Conoce todos los servicios que engrandecen tu empresa, reduciendo tus gastos y el tiempo que debes invertir en ella.
www.seavi.es
Visita virtualmente Centro de Negocios Seavi AQUÍ
Tal vez, debas dejar el miedo a un lado, tal vez debas atreverte a vivir, y a triunfar!
Deja una respuesta